Cada veta, cada loncha de Jamón Ibérico cuenta toda una leyenda. La leyenda que convierte una producción en todo un arte.
La leyenda que trasmite una tradición y un saber hacer de generación en generación para ofrecerte un bocado tan único como saludable.
Los Jamones Ibéricos proceden de porcinos de raza ibérica, única en el mundo, originaria de la Península ibérica.
Son producto de la pasión de los pueblos de la Península por la naturaleza, la sostenibilidad, el perfeccionismo, la autenticidad y el “sabor a lo nuestro”.
El resultado, algo tan natural como saludable.
Hablar de Jamón Ibérico es hablar de nuestro mejor embajador en el mundo.
Un sabor auténticamente español y único por su color, de un rojo increíble, por su veteado propio de la raza ibérica que dota de jugosidad a cada loncha, y por su textura única que hace que desde el primer contacto con el paladar sepamos diferenciar que se trata de un Jamón Ibérico.
A diferencia de otros jamones, los Ibéricos necesitan mayor tiempo de curación, un mínimo de 20 meses, siendo lo más habitual que precisen más de 36 meses para que, como el buen vino, sean algo excepcional.
La paciencia es la madre de los Jamones Ibéricos.
Porque solo el tiempo de maduración y curación consigue su sabor, su textura, su color, su aroma y su alta calidad.
Para convertir tus momentos en algo muy especial y saludable.
Un sabor que apasiona, irresistible, que conquista y que convierte una mesa en una toda una fiesta. Un sabor como nosotros, que somos “disfrutones” de nacimiento y que disfrutamos compartiendo lo bueno.
¡Y lo mejor! Los Jamones Ibéricos, además de llegarte al corazón nada más probarlos, también te cuidan.
Porque disfrutar y celebrar no está reñido con tener sanas costumbres.